El tomate

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Es muy común en nuestra alimentación, pieza clave de la dieta mediterránea, que aunque se encuentra en el mercado durante todo el año, es una verdura típicamente veraniega. Lleno de sabor e indispensable en nuestra alimentacion regular, en esta entrada vamos a conocer sus muchas virtudes.

El tomate procede de América del Sur y Central, era cultivado por los aztecas y llegó a Europa de la mano de Hernán Cortés en 1523. Su nombre proviene de “tomatl” que en el idioma de los aztecas significaba “fruta hinchada”. Al principio de su introducción en Europa, no fue muy bien aceptado, por lo que se utilizaba prácticamente sólo con fines ornamentales.  En la actualidad tanto su cultivo como su consumo están muy extendidos, teniendo a nuestra disposición muchos tipos de tomate durante todo el año.

Pertenece a la familia de las solanáceas, junto con el pimiento, la patata y la berenjena por lo que necesita sol para poder madurar. El tomate tiene que comerse maduro, nunca verde porque es entonces cuando tiene un elevado contenido en solanina, un potente tóxico. Lo mejor es comerlo en temporada, en verano.

Propiedades nutricionales

  • Tiene un altísimo contenido en licopeno, un pigmento vegetal de la familia de los carotenoides que le da su característico color rojo. Tiene más licopeno que ninguna otra fruta o verdura, llegando a contener hasta el 90% de la cantidad diaria que necesita nuestro organismo, además, no se pierde durante la cocción. Esta sustancia es un potente antioxidante que nos ayuda frente al envejecimiento celular, retrasando la oxidación de las células y evitando que los radicales libres dañen nuestro organismo. También es altamente diurético, encargado de la eliminación de toxinas, ácido úrico y ayudando a bajar el nivel de colesterol en sangre. Numerosos estudios han demostrado que su consumo habitual contribuye a prevenir enfermedades cardiovasculares y distintos tipos de cáncer, como el de colon, rectal, pulmón, esófago, páncreas, bucal o próstata, además de contrastar sus efectos beneficiosos en la prevención de la arterioesclerosis y el síndrome de degeneración macular.
  • Es muy pobre en sodio, con lo cual está recomendada en personas hipertensas.
  • Contiene mucha fibra, sobre todo si se consume con piel, lo que nos ayuda a mantener un sistema digestivo sano.
  • Fuente de minerales como potasio, cobre, hierro, fósforo, calcio, magnesio, manganeso y zinc.
  • Aporta vitaminas como la provitamina A (betacarotenos), E, C y del grupo B, B1, B2, B5.
  • Desintoxicante y purificador del hígado.
  • Equilibra el pH sanguíneo, siendo muy alcalinizante.
  • Ayuda a hacer bien la digestión porque contiene sales orgánicas, sobre todo malatos y citratos, pero precisamente por esto, no es muy recomendable en personas con cálculos renales.
  • Se recomienda su consumo en dietas de adelgazamiento por ser muy bajo en calorías (22 kcal por 100 gr), alto contenido en agua y efecto diurético.

Aprovechando que en verano está en su mejor momento, podemos aumentar su consumo en nuestro día a día, ya sea en ensaladas, a la plancha, en gazpachos o salmorejos. Es un alimento que no nos podemos perder por los muchísimos beneficios que aporta.

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